El cerebro es un órgano fundamentalmente
lipídico ya que el 60% de su peso seco está constituido por fosfolípidos. Los ácidos
grasos poliinsaturados de cadena larga omega-6 y omega-3 más relevantes en la
composición de los fosfolípidos cerebrales son el ácido araquidónico (C20:4) y
el DHA.
Durante la formación del sistema
nervioso el DHA es requerido nutricionalmente. Por este motivo es importante un
buen aporte de DHA durante el embarazo y la lactancia.
La deficiencia de ácidos grasos
poliinsaturados de cadena larga, especialmente de DHA, durante el embarazo
puede producir alteraciones en la capacidad de aprendizaje y concentración así
como afecciones en la agudeza visual que se verán reflejadas en la vida adulta.
En enfermedades de Parkinson,
Alzheimer y otras neuropatías, se observa una disminución de DHA de las
neuronas cerebrales.
En conclusión el DHA es requerido
en todas las etapas de la vida, especialmente durante la gestación, la lactancia y la
tercera edad que es cuando existe un mayor riesgo de afecciones neurológicas.
Una buena fuente de DHA la
podemos encontrar por ejemplo en el salmón, un alimento rico en ácidos grasos
poliinsaturados de cadena larga omega-3.
Fuente:
Valenzuela B, Alfonso. El
salmon: un banquete de salud. Rev.
chil. nutr. [online]. 2005, vol.32, n.1 [citado 2014-06-20], pp.
8-17 . Disponible en: http://dx.doi.org/10.4067/S0717-75182005000100001.
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